15 propuestas para descubrir el patrimonio de la Garrotxa
¡Déjate seducir por el patrimonio de la Garrotxa!
Déjanos que te guiemos por los sitios más destacados de la Garrotxa a través de 15 propuestas temáticas que te llevarán por más de 200 puntos de interés, la mitad de los cuales están señalizados.
La mayor parte de las rutas transcurren por varios municipios y parajes de gran belleza e interés histórico, natural y cultural. Un legado patrimonial impresionante que podrás descubrir a tu ritmo.
El web de Garrotxa Cultour, la mejor herramienta para no perderse ningún detalle, hay información de todos y cada uno de ellos.
Datos históricos, fotografías, juegos... Disfruta, admira y apasiónate del patrimonio cultural de la Garrotxa como no lo habías hecho nunca hasta ahora.
¡No podrás parar!
Sigue las 15 propuestas con el web de Garrotxa Cultour
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Cada una de las 15 propuestas de Garrotxa Cultour está formada por un número determinado de puntos de interés (ermitas, puentes, edificios singulares...), muchos de los cuales están señalizados sobre el terreno. Regístrate o entra con tu cuenta de Facebook o Google Plus, marca los puntos que vayas visitando y consulta el ranking de los usuarios más inquietos.
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Los judíos habitaron el barrio al lado del río Fluvià durante más de 500 años y hoy su memoria pervive en el rico patrimonio que dejaron en él y que la ruta toma como hilo conductor que nos adentrará en la cultura judía. La ruta transcurre por las callejuelas y plazas del barrio medieval de Besalú: el puente que daba acceso a la villa, las calles del Pont Vell, de Tallaferro y del Portalet, la casa Astruc o Curia Real y la plaza de los Judios, donde había la antigua sinagoga y la entrada al micvé, el baño judío de purificación. El de Besalú es uno de los pocos micvés del siglo XII que se conservan, lo que lo convierte en verdadero tesoro patrimonial.
En esta ruta conoceremos la historia del Camino de Santiago y lo recorreremos por la comarca, descubriendo numerosos lugares de interés por las poblaciones por las que transcurre. El camino más popular y accesible comparte recorrido con la vía verde y resigue el camino donde habían las vías del tren que bajaba de Olot hacia Girona y Sant Feliu de Guíxols, en el tramo de las Planes d’Hostoles a Els Hostalets d’en Bas. Otro de los caminos de Santiago que recorren la comarca es el que seguía la Vía Annia, que empezaba en el Empordà y se adentraba en la Garrotxa siguiendo el curso del río Fluvià, a su paso por Besalú, Castellfollit de la Roca y Sant Joan les Fonts.
Esta ruta nos descubre el pueblo de Santa Pau y su rico patrimonio medieval, incluido también en otras rutas, como la medieval, la de los remensas o la de los carlistas. Partiendo del núcleo de Santa Pau, recorreremos su territorio para descubrir sus rincones más emblemáticos, como la Piedra del Diablo o el salto de agua de Can Batlle; multitud de pequeñas ermitas y capillas diseminadas por los bosques y montañas de los alrededores, como el Santuario de Santa Maria dels Arcs o la iglesia de Sant Martí Vell, y los volcanes y la Fageda, en el corazón del Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa.
Los volcanes han marcado profundamente la forma de ser de la ciudad de Olot y sus habitantes, desde los materiales volcánicos presentes en calles, edificios y parques, hasta los paisajes de la Escuela de Olot y la cocina volcánica. Iniciaremos la ruta visitando el Museo de la Garrotxa, en el edifició de l’Hospici, para perdernos después por el centro histórico de Olot. Subiremos a los volcanes Montsacopa, de Montolivet y de las Bisaroques para descubrir las antiguas torres de defensa y las diferentes perspectivas de la ciudad. Y acabaremos con un paseo por los parajes de la Moixina y el Bosque de Tosca, y la visita obligada al Espai Cràter.
La actividad volcánica que hace miles de años se producía en lo que a día de hoy es la Garrotxa expulsó una gran cantidad de lava que se extendió por los valles. Con el tiempo, la combinación de la roca volcánica, el agua que se filtra en ella, los ríos, el frío y el calor ha esculpido unos espectaculares riscos y unos singulares enclaves geológicos. Sant Joan les Fonts y Castellfollit de la Roca son los municipios con unas coladas de lava más espectaculares y conocidas, pero también las hay en otros municipios de la región volcànica de Olot.
Esta ruta nos llevará más de 500 años atrás, cuando muchos payeses catalanes sometidos a condiciones de esclavitud y determinadas costumbres feudales, conocidos como los malos usos, tomaron las armas contra los señores feudales. Reseguiremos la historia de esta revolución social, la revolución de los remensas, de la mano del líder remensa más recordado y querido, Francesc de Verntallat, y visitaremos los lugares diseminados por los pueblos y montañas del sur de la Garrotxa que estuvieron vinculados a ella, como el castillo de Hostoles y el de Puigpardines, la ermita de Sant Salvador, la casa Jonquer, el molino de la Conqueta o la ermita de Finestres.
La Garrotxa es una comarca ligada al arte desde muchas perspectivas. La ruta empieza en Olot, con la visita al Museo de la Garrotxa, donde podremos contemplar las obras más importantes de la Escuela Paisajística de Olot, como la de los hermanos Vayreda, u obras escultóricas de Josep Clarà y Miquel Blay. Continua con un recorrido por los espacios públicos de la ciudad y con la visita a diversos pueblos de la comarca, desde la Vall d’en Bas hasta Tortellà, para descubrir como esculturas, edificios e incluso parques ofrecen a la comarca una gran riqueza artística que complementa el valor histórico, paisajístico, cultural y gastronómico de la Garrotxa.
Catalunya es uno de los lugares de Europa donde el Modernismo floreció con más fuerza, coincidiendo con el florecimiento económico, cultural y político representado por la nueva burguesía, que se sirvió de este movimiento para expresar su poder económico y su gusto artístico. En la Garrotxa, y especialmente en Olot, este es el estilo del cual más y mejores exponentes hay después del románico. La ruta empieza con un paseo por Olot, para visitar edificios modernistas como la Pastelería Ferrer, la casa Pujador o Can Escubós, y continúa por algunos pueblos de la comarca que también acogieron este impulso creativo, como Sant Feliu de Pallerols o les Planes d’Hostoles.
La ruta de la vía romana consta de dos tramos diferenciados. El primer tramo transcurre por el municipio de Castellfollit de la Roca, resiguiendo los restos conservados de la vía romana que supuestamente provenía de Besalú. No volvemos a encontrar restos hasta el Valle de Bianya, donde comienza el segundo tramo de la ruta, que desde Sant Salvador de Bianya nos llevará hasta Sant Pau de Segúries, subiendo el Collet de Capsacosta, de 6,2 quilómetros y con 420 metros de desnivel. Este tramo formaba parte de una ruta que se separaba de la gran Vía Augusta para adentrarse en los Pirineos y cruzarlos, seguramente, por el Coll d’Ares.
La mayoría de los restos arquitectónicos medievales de la Garrotxa datan de los siglos XII y XIII, aunque también podemos encontrar algunas edificaciones anteriores al siglo XI. De hecho, la arquitectura románica de la Garrotxa sigue las directrices arquitectónicas del románico del siglo XII. Por desgracia, los restos que han sobrevivido al paso de los siglos se limitan a ábsides y edificios reformados posteriormente. En la Garrotxa encontramos formas de arte románico tradicional, como las construcciones que se rigen según el estilo lombardo, pero también otras formas de arte románico más trabajadas.
Artística, histórica, volcánica, carlista... Son muchos los adjetivos que podemos aplicar a una ciudad más que milenaria, a pesar de que casi no conserva ningún rastro de los edificios construidos antes de 1427 y 1428, porque los terremotos de aquellos años derrumbaron prácticamente todo. Pasearemos por la villa vieja y por la villa nueva, subiremos al volcán Montsacopa, nos adentraremos en los parajes que pintaban los artistas de la Escuela de Olot y descubrimos los edificios más emblemáticos de la ciudad y el tesoro que esconden en su interior, como el Museo de los Santos, testimonio del trabajo de los talleres de imaginería, de larga tradición en Olot y que han dado fama mundial..
Esta ruta nos lleva a catorce lugares que nos obsequian, a menudo después de una larga caminata, con unas vistas singulares de los principales lugares de la Garrotxa y de su entorno desde todas las perspectivas, como, entre otros, el mirador que nos ofrece el extremo del peñal de Castellfollit de la Roca, desde donde se pueden observar las montañas de la Alta Garrotxa y el valle del Fluvià en su camino hacia el mar.
En esta ruta recorreremos fábricas, canales, chimeneas y otras construcciones fabriles, testimonio de la economía industrial de la Garrotxa. Viajaremos por la historia, desde los molinos de harina anteriores a la revolución industrial hasta el empuje económico que conllevó la industrialización de la comarca desde finales del siglo XIX hasta principios del XX. El viaje se articula a partir de dos de los principales ríos de la comarca: el Fluvià, de Olot hacia levante, y el Brugent, que se adentra hacia el valle de Hostoles, en cuyas riberas se crearon las industrias para aprovechar la fuerza del agua.
En esta ruta visitaremos algunos lugares de la Garrotxa que fueron protagonistas en la tercera guerra carlista (1872-1876). Nos acompañarán las palabras de Marià Vayreda (Olot, 1853 - Barcelona 1903) que no sólo vivió en persona los hechos que reseguiremos, sino que años después los relató en Records de la darrera carlinada. La comarca de la Garrotxa fue uno de los epicentros de la guerra en Cataluña, con episodios destacados como la batalla de Tortellà el 23 de agosto de 1873, la batalla de Toix el 14 de abril de 1874 o la rendición de Olot ante el ejército carlista dos días más tarde, dominio que se mantuvo casi un año.
Monasterios, poblados medievales, iglesias y por encima de todo castillos son hoy día algunos de los testimonios que la Garrotxa conserva de su pasado medieval. Por toda la comarca encontramos vestigios de antiguos castillos, como los restos del antiguo castillo de los señores de Montpalau en Argelaguer o los del castillo de Puigpardines. Y muchos de los municipios de la Garrotxa tienen su origen en esta época, como Santa Pau, claro ejemplo de pueblo medieval articulado bajo la protección del castillo de los barones de Santa Pau, o San Feliu de Pallerols, Riudaura o Tortellà, formados en la zona declarada de inmunidad a treinta pasos alrededor de las iglesias.
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