En la Garrotxa se halla una muestra excepcional del legado arquitectónico de la Edad Media. De todos los lugares donde se conserva este rico patrimonio hay que remarcar dos de ellos, que sobresalen de una manera general sobre el resto: Besalú y Santa Pau.
La Cúria Real, antiguo Palacio de Justicia sede de la Veguería y Corte Real; el antiguo Monasterio de Sant Pere, uno de los templos del románico catalán más característico del país; Sant Vicenç, ejemplo de la harmonía de la construcción y de la rusticidad del románico; y el Puente Viejo, fortificado y angulado, son algunas de las edificaciones románicas más importantes de Besalú.
Santa Pau es el otro núcleo urbano de la época medieval de la Garrotxa. El castillo, que no es visitable, preside el pueblo, perfectamente delimitado y cerrado por una antigua muralla. De perímetro desigual y casi totalmente porticada, la plaza de Santa Pau, presidida por la iglesia de Santa María, es de visita obligada. Las callejuelas estrechas y empinadas, los ventanales, portales y arcadas son el auténtico atractivo de Santa Pau.
Los monasterios más destacados de la Garrotxa son el de Sant Pere de Besalú, el de Sant Llorenç de Sous, el de Riudaura, el de Sant Ferriol y el de Sant Joan les Fonts, pueblo que cuenta con el Castillo Medieval Estada Juvinyà, edificio románico civil que alberga un Centro de Interpretación del Territorio.
En la Garrotxa se concentran un gran número de iglesias románicas, especialmente en la Alta Garrotxa y en el sector de Besalú. Sant Joan de Balbs, situada en la Pinya, es una filigrana; la de Santa Bárbara de Pruneres conserva una lápida sepulcral espléndida; la de Santa María de Escales está colgada de un risco; la de Sant Martí de Toralles; la de Sant Miquel del Corb, rodeada de bosque; la de Sant Andreu de Socarrats; la de Santa Eulàlia de Begudà y finalmente, la basílica del Santo Sepulcro de Palera. Desgraciadamente, los terremotos de 1427 y 1433 afectaron muy severamente la zona de Olot, destruyendo muchas edificaciones.
Beget es la joya arquitectónica de la Garrotxa. La iglesia de Sant Cristófol es un ejemplar purísimo del románico, de las más interesantes de Catalunya. A diferencia de otros templos conserva como antes su patrimonio que consta de una Majestad románica, un retablo gótico, una interesante pila bautismal y diversos altares barrocos.
Visitar la Garrotxa es tomar contacto con este arte tan antiguo como interesante, que recuerda la época del más austero cristianismo.
Uno de los hechos más destacados de la historia de la Garrotxa lo protagonizó Francesc de Verntallat, quien lideró el levantamiento de los remensas, o sea, del campesinado, contra los señores feudales. Los remensas eran agricultores que no podían abandonar la tierra. No se podían liberar del control del señor ni dejar de estar sometidos a los malos usos que éste imponía (unas costumbres feudales abusivas que desencadenaron la Guerra de los remensas entre 1460 y 1486) sin antes pagar una cantidad fijada por el señor, bajo pena de duras sanciones. Verntallat llevó el peso de la lucha, de la que salió vencedor al obtener, por la sentencia arbitral de Guadalupe, la abolición de la remensa, de los malos usos y de las injusticias. Francesc de Verntallat era originario de la Vall d'en Bas, y tanto este valle como el de Hostoles fueron los principales escenarios de las revueltas de los campesinos en contra de los malos usos.
En estos valles todavía se conservan algunos de los testimonios de aquella época, como el castillo de Hostoles o el castillo de Puig-alder, que pueden ser visitados a través de diversos itinerarios.
La principal pieza escultórica del Arte Medieval es un Cristo en Majestad, procedente del Monasterio de Sant Joan les Fonts. En este monasterio podremos ver -tras concertar la visita contactando con la Oficina de Turismo- una reproducción de esta obra, ya que la pieza original se conserva en el Museo Diocesano de Girona.
Románico
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